El presentador de ‘Quién sabe dónde’ reconoce errores en el tratamiento mediático del caso Alcàsser y cuestiona el actual formato del true crime en televisión
Casi tres décadas después de su icónico programa «Quién sabe dónde», Paco Lobatón ha decidido hacer una profunda autocrítica sobre el tratamiento mediático que dieron al caso Alcàsser. Este fue uno de los crímenes más impactantes de la historia reciente española. En una reveladora entrevista concedida a El Mundo, el veterano comunicador ha expresado su arrepentimiento por ciertas decisiones tomadas durante la cobertura de este trágico suceso.
El presentador, que se convirtió en los años 90 en la voz autorizada para hablar de desapariciones en España, ha reconocido específicamente un error que hoy no permitiría. Este error fue la emisión de un vídeo donde vecinos de Alcàsser pedían la pena de muerte para los culpables del crimen.
«Asumo mi parte de culpa, aunque yo solo era el conductor, no el director, al que, sin embargo, convencí de que fuéramos a Alcàsser a hacer un especial. Pero los medios de comunicación tenemos la responsabilidad de contribuir al bien general, no de potenciar la radicalidad del momento», confesó Lobatón en su entrevista.
«Quién sabe dónde» marcó un antes y un después en la televisión española entre 1992 y 1998. El programa de TVE alcanzó colosales datos de audiencia y se convirtió en un escaparate para familias que buscaban respuestas sobre sus seres queridos desaparecidos. Sin embargo, el caso Alcàsser supuso un punto de inflexión en el tratamiento informativo de sucesos en España.
La evolución del true crime: De “Quién sabe dónde” a la era digital
Lobatón no solo ha reflexionado sobre el pasado, sino que también ha criticado duramente el actual panorama mediático en torno al true crime, género que vive un auténtico boom en plataformas y televisiones.
«En la cobertura de algunas desapariciones, cuando se sobrepasan ciertas líneas, se produce un tratamiento puramente lucrativo con tal de conquistar a la audiencia. Y detrás de la conquista de la audiencia hay ratios de publicidad, y tras los ratios de publicidad hay cuentas de resultados», ha señalado con contundencia.
El comunicador ha mencionado específicamente los casos de Diana Quer y Gabriel Cruz como ejemplos de una «espectacularización» excesiva. Según él, el objetivo de localizar a la persona o acompañar a la familia se transformó en algo «totalmente morboso, sin ningún límite ético».
Esta reflexión de Lobatón llega en un momento en que el true crime se ha convertido en uno de los géneros más populares en plataformas de streaming y televisión tradicional. Numerosas producciones abordan crímenes reales desde diferentes perspectivas, algunas de ellas cuestionables desde el punto de vista ético.
La autocrítica del presentador invita a reflexionar sobre la responsabilidad de los medios en el tratamiento de sucesos trágicos. También nos hace pensar en la línea, a veces difusa, entre la información de interés público y el sensacionalismo con fines comerciales.
Para conocer más detalles sobre esta entrevista y la trayectoria de Paco Lobatón, puedes visitar El Mundo.
