Siguiendo el consejo de Ramona, Jana se reunió con Leocadia, quien le proporcionó diversas pistas que le ayudaron a comprender lo que le había sucedido a Dolores y quién podría haber estado detrás de todo ello.

En los últimos capítulos de ‘La Promesa’, los personajes principales han dado pasos decisivos que han hecho avanzar la trama de la popular telenovela de TVE.
Por un lado, Manuel enfrentó a su madre, la marquesa, defendiendo su amor por Jana y el hijo que ella espera. La matriarca no ocultó su desprecio, pero Manuel no cedió ante su frialdad.
Por otro, el señorito se plantó ante su padre y anunció su determinación de recuperar su trabajo en la aeronáutica, contando con el inquebrantable apoyo de su esposa.
Mientras tanto, Samuel le reveló a María Fernández la verdad sobre sus orígenes, pero ella no pudo o no quiso creer sus palabras. El sacerdote, sin embargo, no se rindió y buscó la forma de demostrar que decía la verdad.
Por su parte, Ángela escuchó a Cruz planeando casar a Curro con una rica heredera, y la marquesa le advirtió que debía guardar silencio si quería seguir viviendo en el palacio.
En otro frente, Ana buscó recuperar su relación con Ricardo, encontrando en Petra una aliada para abrir los ojos de Santos. Ante la presión, Pía convocó a los implicados y acordaron sellar un pacto de silencio.
Incansable en su búsqueda de respuestas, Jana acudió a Ramona, quien le aconsejó buscar a Leocadia, convencida de que ella guardaba pistas esenciales sobre lo ocurrido a Dolores.
Mientras tanto, el tiempo se agotó para Catalina y Martina, quienes llegaron tarde a la resolución de vender, tal como Alonso había propuesto. Rómulo les expuso la dura realidad: quien quisiera irse, era libre de hacerlo, y quien se quedara, debía afrontar la incertidumbre sin sueldo.
En medio de esta crisis, Ángela descubrió la identidad de la joven con quien querían casar a Curro y se lo contó a Martina, quien tenía otros pensamientos consumiéndole el alma: su mayor deseo era celebrar su boda en La Promesa, sin importar las dificultades.
Un comentario