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Las primas más queridas de La Promesa protagonizan una inesperada disputa por la gestión de la finca. ¿Está en peligro su estrecha relación?
“Una tensión inesperada sacude La Promesa: Martina ya no está dispuesta a ser una mera espectadora.”
A lo largo de la historia de La Promesa, hemos sido testigos de muchas alianzas, traiciones, amores y secretos… pero pocas veces hemos visto romperse una relación tan sólida como la de Catalina y Martina. Hasta ahora, las primas Luján habían demostrado una unión inquebrantable, luchando codo con codo para salvar la finca familiar. Pero esta semana, algo cambia.
Martina exige su lugar como copropietaria
Desde que Margarita Llopis, su madre, le cediera el 25% de la propiedad de La Promesa, Martina ha asumido un rol más activo en la gestión de los asuntos agrícolas. Ya no quiere ser una invitada de honor, sino una propietaria legítima con voz y voto. Y esta semana, ese deseo se materializa… en forma de enfrentamiento.
El conflicto surge cuando Catalina firma un contrato importante sin consultarle previamente. Martina estalla, y por primera vez, la tensión entre ambas se hace evidente en el palacio. La heredera del temperamento Llopis no está dispuesta a que tomen decisiones sin contar con ella.
“Martina no solo es Luján… también es Llopis. Y esta semana lo va a demostrar.”
¿Está en peligro la estabilidad de La Promesa?
Catalina, por su parte, no entiende la reacción de su prima. Ella siempre ha defendido que prefiere que ese 25% esté en manos de Martina antes que del infame capitán garrapata, Lorenzo de la Mata. Sin embargo, parece que la línea entre la colaboración y el mando se está volviendo difusa.
Además, este conflicto podría no limitarse solo a las primas. En el horizonte se vislumbra una posible tensión entre Adriano, el conde de Campos y Luján y esposo de Catalina, y Jacobo Monteclaro, prometido de Martina. Dos nobles, dos posiciones enfrentadas… ¿terminará escalando el conflicto hasta dividir a las parejas?
“¿Puede una decisión mal comunicada romper la lealtad entre dos mujeres que siempre lo compartieron todo?”
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¿Quién saldrá reforzada de este pulso de poder?
En el fondo, lo que se pone en juego no es solo la gestión de unos arrendamientos o contratos, sino la autoridad simbólica dentro de La Promesa. Catalina siempre ha sido la que ha llevado el timón de la finca, sobre todo desde que murió su hermano Tomás. Pero Martina ha crecido, ha madurado, y ahora quiere ocupar su lugar.
Esta guerra fría entre primas promete regalarnos algunos de los diálogos más intensos de los próximos capítulos. ¿Será un conflicto pasajero o el principio de una grieta más profunda?
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