Catalina, la señorita, sigue muy enfadada con María Fernández y el cura Samuel por la «encerrona» que le hicieron para reencontrarse con Adriano. Parece que la hija del Marqués de Luján aún no está preparada para esto.
«Catalina no está preparada aún para reencontrarse con Adriano, el padre de sus hijosLa promesa de mantenerse separados ha sido difícil de cumplir.»
Por otro lado, Martina le da la razón a su prima, pero le aconseja que «mueva ficha». Al fin y al cabo, Adriano debería estar al tanto de todo sobre La promesa que tienen.
Mientras tanto, Pídarre advierte a Curro que se «cubra sus espaldas» sobre la desaparición del médico que asistió a Jana durante sus últimas horas de vida, ya que podrían correr peligro. La promesa que tienen con los demás podría verse afectada.
Finalmente, la señorita Catalina va a «descargar su ira» contra María Fernández y Samuel por «chismosos». Ella no ha apreciado que la doncella y el cura revelaran a Adriano su complicada situación personal, rompiendo La promesa de discreción.
Leocadia, preocupada por el paradero de su hijo Manuel, promete mover sus hilos para intentar hablar con unos conocidos que son amigos del italiano y ver si saben algo de él.
En el Palacio, Martina y su prometido San Jacobo muestran sus diferencias sobre su próxima boda. Parece que Martina ha cambiado de parecer y ahora quiere una boda menos ostentosa. La promesa de una boda modesta ha generado conflicto.
Mientras tanto, en la zona de servicio, Santos, el hijo de Ricardo, no baja la guardia ante Pía, creyendo que ella está intentando hacer que sus padres se alejen. La promesa de mantener a la familia unida es importante para él.
Todos están sorprendidos por la repentina buena relación entre Leocadia y Petra. ¿Estará Leocadia siguiendo los consejos del capitán de la Mata sobre el ama de llaves? Quizás sea parte de La promesa de mejorar su situación.
