La batalla judicial entre el rey emérito y el político más popular de España, todo por unas fotos de la princesa Leonor
Sorprendentemente, el rey emérito Juan Carlos I ha decidido emprender una demanda civil contra el expolítico Miguel Ángel Revilla por supuestas injurias y calumnias. Sin embargo, la razón detrás de este movimiento judicial no es tan clara como podría parecer a simple vista. Según la experta en realeza Pilar Eyre, la clave de este enfrentamiento se encuentra en la princesa Leonor.
«Juan Carlos hace años que, desde su exilio, cuando lee noticias que lo critican llama a Zarzuela para exigir que les servías jurídicos de Casa Real se pongan en marcha para demandar a los medios que según él lo injurian.»
Miguel Ángel Revilla
A pesar de la insistencia del emérito, Zarzuela se ha negado a defender su imagen, por varias razones. En primer lugar, lo que le ocurra a Juan Carlos ya no es asunto de la Familia Real, pues fue expulsado de España por su propio hijo, el rey Felipe VI. Además, todo lo que se ha publicado sobre las actividades del exjefe de Estado es verídico, como ha admitido incluso Hacienda.
«Hacienda admitió que el anterior jefe de Estado evadía impuestos, cobraba en dinero negro que escondía en paraísos fiscales y solo la inviolabilidad que le concede la Constitución, la prescripción de los delitos y una regularización hecha tras un chivatazo de Hacienda han evitado que Juan Carlos haya sido condenado con años de prisión.»
Entonces, ¿por qué ahora el rey emérito decide demandar a Revilla? Según Pilar Eyre, la clave está en las recientes imágenes de la princesa Leonor que se han filtrado. Zarzuela ha interpuesto una demanda judicial contra un centro comercial chileno por violar la Ley de protección de datos y difundir estas fotografías. Ante la negativa de la Casa Real a defender su imagen, Juan Carlos ha decidido tomar cartas en el asunto y demandar a Revilla, incluso en contra de la voluntad de su propio hijo.
«Juan Carlos ha decidido que si ellos demandan por las fotos de Leonor y no demandan para defender la imagen del emérito lo hace él incluso contra la voluntad del rey Felipe. Un nuevo pulso de padre e hijo que según confirma Eyre no se hablan.»
Este movimiento desesperado del rey emérito, asesorado por él mismo, está condenado al fracaso. Si el caso llega a juicio, Revilla, un jubilado sin miedo a nada, podrá declarar abiertamente sobre las actividades de Juan Carlos, y un juez tendrá que reconocer que todo lo que dice el expolítico es cierto. Así, el emérito quedaría aún más expuesto y destrozado.
